Saludos amantes de la canasta,
hoy vengo con un artículo debajo del brazo. Un artículo que me ha encantado, un artículo de Xavi García sobre la motivación llamado "¿Cómo utilizar las charlas o vídeos de motivación?".
El artículo va más allá de intentar responder esa pregunta, con una extensa introducción nos explica en que consiste ese arte y habla del error de querer separar la charla motivacional de la charla táctica.
El artículo se encuentra en una web llamada www.solobasket.com.
Dato: Xavi García es un asesor y coach de entrenadores, psicólogo especializado en el desarrollo del liderazgo y la creatividad.
“La confianza viene de la preparación”
(John Wooden)
Cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene el factor mental y emocional a la hora de evaluar el rendimiento. Por esta razón, cada vez los entrenadores tienen más inquietud para dominar estos aspectos. Como cualquier proceso de aprendizaje, requiere asumir que hay que seguir aprendiendo. Uno de los errores más comunes es separar la motivación de la estrategia. Se habla de charlas de motivación como si fuesen algo independiente. Todas las charlas tienen un componente motivacional, en la medida en que pretenden incidir en el estado emocional del jugador antes de acometer una tarea, sea entreno o partido. Convencer de que la táctica que he preparado funcionará es también motivar.
Cuando el entrenador habla, está intentando convencer, influir, y eso solamente se hace de forma sostenible en el tiempo a través de despertar la motivación intrínseca (que sale de dentro) del deportista. A partir de ahí, pues, yo replantearía la pregunta. Es decir, ¿somos conscientes de que, en cada charla que hacemos estamos incidiendo en la motivación (o des-motivación) del deportista?
Lo que decimos, cómo lo decimos, lo que no decimos, lo que hacemos y lo que no hacemos es un constante proceso de transferencia de nuestro estado emocional al equipo.
Hay dos grandes maneras de incidir en la motivación. Una es utilizando la táctica y la estrategia, es decir, dejando claro al equipo que el entrenador sabe exactamente como ganar el partido. Tiene un plan, se lo cree, y así lo transmite.
La otra forma es tocar directamente las emociones, recordando el propósito, los objetivos, los valores del equipo, la transcendencia, el sentimiento de pertenencia al equipo o al club, etc…
Mi perspectiva es que una buena charla motivacional prepartido debe tener integradas esas dos maneras. Desde ahí, a veces puede ser bueno incorporar elementos adicionales, como un video por ejemplo. ¿Cuál es el efecto de un vídeo? ¿O de una historia? ¿O un dibujo? El efecto es la metáfora, que hace que cada uno la interprete desde su propia experiencia y valores, y de esta manera, conecta con una creencia que refuerza en ese momento su propio motivo para la acción (motivación). Es decir, lo que tú quieres contar, se lo cuenta cada uno a su manera.
A veces, la inseguridad, la falta de claridad en qué hacer y cómo hacerlo, hace que confiemos demasiado en estos recursos. Conviene recordar que lo que el equipo espera del entrenador es que entrene, y una de las patas del entrenamiento es la psicológica. Como tal hay que considerarla, pero cada vez más pienso, insisto, que el verdadero salto de calidad es integrarla en la tarea de entrenar de forma natural.
La conclusión, al respecto del vídeo, es que se puede utilizar siempre, nunca o a veces, como recurso. El problema vendría cuando, en lugar de verlo como recurso, lo vemos como nuestra salvación, abusamos y alteramos con ello excesivamente el estado emocional del equipo. Ese abuso, como todo, deriva en la indiferencia, perdiendo así todo su efecto.
Motivar es un arte, pero recordad, el verdadero arte es despertar la motivación intrínseca, és decir, ayudar, facilitar, dinamizar a los jugadores para que conecten con sus propios motivos para la acción. Esto requiere vocación, honestidad, autenticidad, habilidad comunicativa, pasión, muchas cosas. Afortunadamente, por eso es tan complejo ser buen entrenador! Siempre hay margen para aprender!
"No es el conocimiento, sino el acto de aprendizaje. Y no la posesión, sino el acto de llegar ahí, lo que concede el mayor disfrute" (Carl Friedrich Gauss)
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