Seguidamente os copio un artículo de Isabel Tabernero en la web hispana de la nba enebea www.nba.com/enebea.
Va sobre Marc Gasol, ese gran hombre que ha sido elegido el mejor defensor de la NBA y está en el segundo mejor quintento de esta. Marc, por lo tanto, hace historia.
He aquí un repaso-homenaje a la trayectoria de un jugador al que nadie
le ha regalado nada, de apellido ilustre y personalidad propia.
Marc no lo tuvo nunca tan fácil como su hermano Gasol. No tenía las
cualidades, el físico, la cabeza o los centímetros (aparentemente) de
Pau. En principio su papel en la película NBA era de soporte familiar a
su hermano, al que acompañó en su aventura en la ciudad de Elvis sólo
como secundario. Era, como sus padres, parte del despliegue de apoyo
familiar, que ayudaría a Pau a sentirse ‘en casa’ y le sería más fácil
lo que vino a hacer: historia. Iba al instituto Lausanne, tenía
sobrepeso, era adicto a la Coca-Cola. Se lo pasaba bien, jugaba al
baloncesto en sus ratos libres, animaba a Gasol en la grada de los
Grizzlies. No era la misma vida que llevaban sus amigos de Sant Boi del
Llobregat (Barcelona), pero, aún en Estados Unidos, era bastante normal y
feliz. Podía haberse quedado en esto, una experiencia juvenil al otro
lado del charco. Pero los entrenadores y el propio Marc pronto vieron
que podía dar más. Sin presión.
Un último estirón hasta los 2,16 actuales (oficiales), cambio de dieta,
sacrificio, entrenamiento, experiencia, confianza, cualidades
baloncestísticas como ‘cinco’ inteligente, harían de Marc un jugador con
posibilidades en la ACB. Con estas bases llegarían el Barcelona, los
fundamentos, la oportunidad, el Akasvayu Girona… y la confirmación. Fue
Pepu el que apostó por él en la selección para el Mundial de Japón de
2006 y se ganó por ello ser acusado de elegirle por el apellido cuando
había otros jugadores más cualificados. Pero Marc, ajeno a las críticas,
devolvió la confianza y realizó un Mundial a un nivel excepcional que
le encumbró a nivel internacional. Elegido con el número 48 por los
Lakers en el Draft de 2007, el destino querría que acabara jugando en la
ciudad donde había cursado el instituto, donde tan cómodo se sentía y
sobre todo, donde había empezado a amar el baloncesto: Memphis. Esa
misma campaña se vio envuelto en el traspaso de su hermano a L.A. y un
año después, se atrevió a probar suerte. Lo que en su día se llamó ‘el
traspaso más descompensado de la historia’ y que puso de los nervios a
Popovich (quien acusó a la NBA de haber desequilibrado el campeonato),
ha resultado con el tiempo no serlo tanto. Resulta curioso, en cualquier
caso, que desde que Marc llegó a la Liga ni un solo día se cuestionó su
valía, cosa que en España sí se hizo (y aún se hace con Pau).
La carrera del pívot tiene similitudes con la del -aún- ala-pívot de los
Lakers, pero no es igual. Son dos personas y dos jugadores muy
diferentes. Fuera de la cancha no es tan medido o diplomático, y por eso
a veces pierde los nervios, se enfada y mete la pata hablando de más en
los medios. Eso jamás lo hará Pau, que controla cada palabra que dice
(para desesperación de los periodistas). En la pista, sin embargo, sí es
bastante cerebral, como su hermano, inteligente y sobre todo, un
seguro para Memphis en la pintura. Mucho más físico y agresivo que el
‘16’, que para algo juega en la posición de pívot, en cinco años en
Memphis ha visto su camiseta retirada del 'high school', apenas se ha
perdido partidos por lesión, se ha lucido en Playoffs, se ha metido en
el bolsillo a la afición de forma unánime y se ha involucrado hasta el
punto de ser el nombre con más peso de la plantilla, aunque muchos
pensáramos erróneamente en su día que ese era Rudy Gay y que sin él los
Grizzlies no iban a ningún sitio. Además de sus buenos porcentajes en
tiro, sus 14 puntos y sus 4 asistencias de este año, tienen más peso sus
cerca de 8 rebotes, 2 tapones y 1 robo, sus pocos problemas de faltas,
su defensa individual, su agresividad, su gran responsabilidad en que
los Grizzlies estén luchando ahora mismo por todo en Playoffs. Estos
tangibles e intangibles le han permitido ser nombrado el Mejor Defensor
del Año, galardón codiciado por muchos y que concretamente siempre ha
obsesionado a Kobe Bryant y ahora también a LeBron James (quien, de
forma no demasiado elegante, ha declarado que él se lo merecía más).
Personalmente, sigo pensando que Marc tendría que haber estado en el All
Star. Era uno de mis deseos para 2013 y como tantos otros, no se ha
cumplido. Pero no me quejo. A cambio, l Liga ha permitido que Marc
regale un pedacito más de conquista para el basket español al otro lado
del charco. Él hace historia a su estilo, con personalidad propia.
Isabel Tabernero
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