lunes, 27 de mayo de 2013

Apellido ilustre y personalidad propia

Seguidamente os copio un artículo de Isabel Tabernero en la web hispana de la nba enebea www.nba.com/enebea.
Va sobre Marc Gasol, ese gran hombre que ha sido elegido el mejor defensor de la NBA y está en el segundo mejor quintento de esta. Marc, por lo tanto, hace historia.


He aquí un repaso-homenaje a la trayectoria de un jugador al que nadie le ha regalado nada, de apellido ilustre y personalidad propia.
Marc no lo tuvo nunca tan fácil como su hermano Gasol. No tenía las cualidades, el físico, la cabeza o los centímetros (aparentemente) de Pau. En principio su papel en la película NBA era de soporte familiar a su hermano, al que acompañó en su aventura en la ciudad de Elvis sólo como secundario. Era, como sus padres, parte del despliegue de apoyo familiar, que ayudaría a Pau a sentirse ‘en casa’ y le sería más fácil lo que vino a hacer: historia. Iba al instituto Lausanne, tenía sobrepeso, era adicto a la Coca-Cola. Se lo pasaba bien, jugaba al baloncesto en sus ratos libres, animaba a Gasol en la grada de los Grizzlies. No era la misma vida que llevaban sus amigos de Sant Boi del Llobregat (Barcelona), pero, aún en Estados Unidos, era bastante normal y feliz. Podía haberse quedado en esto, una experiencia juvenil al otro lado del charco. Pero los entrenadores y el propio Marc pronto vieron que podía dar más. Sin presión.
Un último estirón hasta los 2,16 actuales (oficiales), cambio de dieta, sacrificio, entrenamiento, experiencia, confianza, cualidades baloncestísticas como ‘cinco’ inteligente, harían de Marc un jugador con posibilidades en la ACB. Con estas bases llegarían el Barcelona, los fundamentos, la oportunidad, el Akasvayu Girona… y la confirmación. Fue Pepu el que apostó por él en la selección para el Mundial de Japón de 2006 y se ganó por ello ser acusado de elegirle por el apellido cuando había otros jugadores más cualificados. Pero Marc, ajeno a las críticas, devolvió la confianza y realizó un Mundial a un nivel excepcional que le encumbró a nivel internacional. Elegido con el número 48 por los Lakers en el Draft de 2007, el destino querría que acabara jugando en la ciudad donde había cursado el instituto, donde tan cómodo se sentía y sobre todo, donde había empezado a amar el baloncesto: Memphis. Esa misma campaña se vio envuelto en el traspaso de su hermano a L.A. y un año después, se atrevió a probar suerte. Lo que en su día se llamó ‘el traspaso más descompensado de la historia’ y que puso de los nervios a Popovich (quien acusó a la NBA de haber desequilibrado el campeonato), ha resultado con el tiempo no serlo tanto. Resulta curioso, en cualquier caso, que desde que Marc llegó a la Liga ni un solo día se cuestionó su valía, cosa que en España sí se hizo (y aún se hace con Pau).
La carrera del pívot tiene similitudes con la del -aún- ala-pívot de los Lakers, pero no es igual. Son dos personas y dos jugadores muy diferentes. Fuera de la cancha no es tan medido o diplomático, y por eso a veces pierde los nervios, se enfada y mete la pata hablando de más en los medios. Eso jamás lo hará Pau, que controla cada palabra que dice (para desesperación de los periodistas). En la pista, sin embargo, sí es bastante cerebral, como su hermano, inteligente y sobre todo, un seguro para Memphis en la pintura. Mucho más físico y agresivo que el ‘16’, que para algo juega en la posición de pívot, en cinco años en Memphis ha visto su camiseta retirada del 'high school', apenas se ha perdido partidos por lesión, se ha lucido en Playoffs, se ha metido en el bolsillo a la afición de forma unánime y se ha involucrado hasta el punto de ser el nombre con más peso de la plantilla, aunque muchos pensáramos erróneamente en su día que ese era Rudy Gay y que sin él los Grizzlies no iban a ningún sitio. Además de sus buenos porcentajes en tiro, sus 14 puntos y sus 4 asistencias de este año, tienen más peso sus cerca de 8 rebotes, 2 tapones y 1 robo, sus pocos problemas de faltas, su defensa individual, su agresividad, su gran responsabilidad en que los Grizzlies estén luchando ahora mismo por todo en Playoffs. Estos tangibles e intangibles le han permitido ser nombrado el Mejor Defensor del Año, galardón codiciado por muchos y que concretamente siempre ha obsesionado a Kobe Bryant y ahora también a LeBron James (quien, de forma no demasiado elegante, ha declarado que él se lo merecía más).
Personalmente, sigo pensando que Marc tendría que haber estado en el All Star. Era uno de mis deseos para 2013 y como tantos otros, no se ha cumplido. Pero no me quejo. A cambio, l Liga ha permitido que Marc regale un pedacito más de conquista para el basket español al otro lado del charco. Él hace historia a su estilo, con personalidad propia. 

Isabel Tabernero

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