Saludos amantes de la canasta,
hoy un extracto de entrevista a José Domaica, un personaje muy importante para el baloncesto madrileño, descubridor de Corbalán o Carlos Jiménez entre otros.
Caracterizado por la apuesta de ir despacio, de sentar bien las bases del baloncesto. Una persona centrada en la buena formación del baloncesto y de la persona a través de este.
Es un extracto de una entrevista hecha por la federación de baloncesto de Madrid en su web www.fbm.es
He escogido las preguntas referentes a el pensamiento de este personaje sobre el baloncesto de formación.
Muy interesante y muy recomendable:
Yo lo tengo muy claro. El baloncesto es una escuela de formación. El deporte en general, fútbol, balonmano o el que sea. Si no lo fuera, yo sería el primero en marcharme. Pero hay una serie de valores que se van cultivando día a día y forman a la persona. Después, hay otras cosas, como ganar o ser campeones, y está claro que te gusta ganar hasta cuando juegas a las tabas, pero eso es secundario.
¿Qué enseña el baloncesto?
Todos los valores que debe tener una persona: respeto, compañerismo, solidaridad y también saber aguantarse, ante el entrenador, el árbitro o los compañeros. Autodominio cuando alguien te dice que has hecho algo mal y tú no lo crees así. Todas esas cosas van consolidando a la persona. A mí me han llamado de recursos humanos de varias empresas para preguntarme por gente que ha jugado aquí. Por ejemplo, en los tiempos de Cajamadrid, el jefe de personal de la caja me decía que le mandara a todos los deportistas porque eran distintos a los demás. Los que habían jugado se habían formado año a año, día a día, en los entrenamientos y los partidos. Sabían lo que era trabajar en equipo. El que no ha hecho deporte no tiene esa escuela de formación.
De aquí han salido dos capitanes de la selección absoluta, Corbalán y Jiménez, y también otros como Carlos Gil, Paco Velasco, Javi Pérez Iniesta... ¿qué tiene el San Viator?
No lo sé. Yo he discutido con entrenadores que insistían en subir a chavales de cadete a junior. Estoy en contra de todo eso. Solo se puede dar en casos muy especiales, pero como norma, solo porque el chaval es bueno o un poco fuerte, no. Cada chaval tiene que estar en su categoría. Que le puedes dar algún caramelo en la superior, bien, pero nada más. El jugador no es bueno solo por serlo técnicamente o físicamente, ¿y psicológicamente qué? Si un jugador está psicológicamente en su edad no va a rendir en la superior. Si su mentalidad es un año o dos mayor, entonces sí.
¿Para saber si un jugador es especial no vale solo con verle jugar?
No, no vale solo con eso, hay que conocerle, hablar con él, porque si fracasas, ¿qué pasa? También hay excepciones, claro, pero solo si el chaval mentalmente está con los mayores. Algunos pueden ser muy grandes, pero mentalmente son más niños.
Es imposible saber cuándo un jugador va a explotar...
En el caso de Carlos Jiménez sucedió cuando era junior de primer año. Recuerdo que Charly [Sainz de Aja] acababa de empezar a entrenar a los junior del Real Madrid, cuando coincidimos en un torneo en Villaviciosa de Odón. Charly dijo: ¿Dónde tenemos los ojeadores, si aquí hay tres jugadores que tendrían que estar en el Madrid? Nos lo podía haber quitado, pero creo que por no fastidiarnos no lo hizo, y ese año nuestro junior quedó a la altura del Madrid. Además, en ese verano, el León se llevó a Carlos a hacer la pretemporada con ellos, y le ofrecieron quedarse allí, pero el padre dijo que no, que terminara el colegio....
¿Da igual formarse en asfalto que en pabellón?
Un entrenador de la NBA cuando vio a Corbalán dijo: "Por su forma de botar y de dominar el balón este ha jugado en asfalto". Hay un dominio del balón que solo te da el asfalto y que cada vez se ve menos. Los entrenadores de ahora vienen de otra escuela: mucho ejercicio, mucha táctica, colectiva e individual, pero la técnica individual, con todos sus detalles, se pasa de largo. Puedes hacer mucha táctica, pero si no haces todos los movimientos adecuadamente, si no los practicas e interiorizas, no consigues la canasta, que es el fin último.
En todos los años que llevas en el baloncesto habrás notado muchos cambios, ¿ese puede ser uno de ellos?
Para mí sí. No estoy en contra de la táctica, pero no puedes explicarla, hacerla y ponerla en práctica a la vez. Es imposible. Tienes que perder mucho tiempo, hay que machacarla, igual que la técnica individual. A veces parece que con poner algo en una pizarra ya está, pero el chaval no puede coger todo. Si no lo cogen ni los de la ACB. Si el entrenador les dice una cosa en un tiempo muerto y hacen la contraria....
¿Sin técnica individual todo es más difícil?
Hay que partir de una base, de un denominador, que es la técnica individual. Sin ella, lo otro no va a salir nunca. Para conseguir algo hay que practicarlo veinte veces. Ahora parece que con cinco ya está solucionado. Antes los chavales practicaban en los recreos, después de comer, incluso venían pronto y antes de entrar en clase se ponían a jugar partidillos de dos contra dos o tres contra tres. En algunas canasta había hasta seis balones a la vez. Empleaban un tiempo en el que, de manera espontánea, practicaban los reflejos o la coordinación. Y ahora no hay eso. Javi Pérez Iniesta era un ejemplo. El último año de junior, cuando estaba en el Real Madrid, venía aquí los domingos por la tarde con su balón y estaba dos o tres horas practicando tiro en el gimnasio.
Ahora hay que competir con las consolas y con otras alternativas de ocio.
... Y con los padres. Antes no ayudaban pero no interferían. Si el hijo quería jugar, jugaba todas las horas que quisiera y no se preocupaban de si lo hacía mejor o peor. Ahora unos se preocupan demasiado y se meten en cosas que no deben como contradecir al entrenador o estar siempre pendientes de las estadísticas, de si ha metido 5 puntos o 25. Esos padres pueden echar a perder a los chavales. Y, en el otro extremo, a otros les cuesta dejar que sus hijos hagan deporte, quizá por comodidad, porque les obliga a estar pendientes y a sacrificarse.
¿Antes era diferente?
El padre de Carlos Jiménez nunca llevaba las estadísticas. Cuando terminó aquí junior y se fue al Estudiantes me preguntó: ¿Por qué no lo llevamos a una universidad americana? Yo le dijo que no. Que si quería invertir ese dinero lo hiciera aquí con un buen entrenador. Todo lo que podía mejorar, podía hacerlo aquí. En una universidad americana son buenos, pero no extraterrestres. Pero yo no solo lo decía por el baloncesto. También porque tal y como vívía aquí, lo arropado que estaba, lo llevas allí y lo matas. Ya había tenido alguna experiencia negativa en ese aspecto, con otro jugador que se fue a Andorra, cambió bruscamente de vida y volvió enfermo. Y eso que era Andorra, no Estados Unidos.
Hay jugadores que apuntan a estrellas desde edades tempranas, ¿aún les queda mucho recorrido?
Recuerdo que en Segovia, cuando fuimos al Campeonato de España junior, tenía cierta amistad con [Eduardo] Sancha, y decíamos que eso era una escuela de frustración. Todo lleno de jugadores que parecía que se iban a comer el mundo y ¿cuántos llegaron a la ACB? Cuatro o cinco. Carlos Jiménez, Cazorla y pocos más...
¿Cuál es, en tu opinión, el papel actual de los colegios en el baloncesto de base?
El baloncesto de base ha cambiado muchísimo. Antes el Real Madrid o el Estudiantes venían aquí asustados, con los partidos muy bien preparados porque podían pinchar. Los jugadores buenos estaban repartidos entre los distintos equipos. No como ahora que están en dos o tres. Ese es el problema. Esos equipos juegan entre ellos cuatro o cinco veces durante la temporada, pero el resto del tiempo no juegan partidos fuertes. Ganan de 20, 30 o 40 puntos, y eso no sirve para nada.
¿No crees que estar en un club fuerte puede ofrecer más a los jugadores?
Está claro que entre estar en el colegio o estar allí siempre va a tener mayor proyección allí. Aquí posiblemente jugará más minutos, igual hasta se forma más, pero la proyección va a ser mayor allí por el nombre que tienen esos clubs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario